Premio a la Tortura: La Historia de Gina Haspel y Abú Zubaydah

Entre los cambios anunciados en el gobierno estadounidense, junto al despido de Rex Tillerson del Departamento de Estado, la noticia podría ser que por primera vez dirigirá la CIA una mujer. Pero la atención se desvía al oscuro pasado de Gina Haspel.

Usando su método favorito, Twitter, el presidente de Estados Unidos anunció este martes 13 la remoción de su secretario de Estado, Rex Tillerson. Lo reemplazará Mike Pompeo, que hasta hoy se desempeñaba como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Hay certeza de que el reemplazo de Tillerson se debe a las maquinaciones dentro de la administración de Donald Trump, específicamente de su jefe de gabinete, John F. Kelly. El resultado es que se pone a un “halcón” a cargo de la política exterior de Estados Unidos. Pompeo es un conocido enemigo de Corea del Norte, Rusia e Irán, por lo que se prevé un endurecimiento en contra de estos países, justo en momentos en que la situación en Siria llega a límites de tensión.

Es también un triunfo del aparato militar y de inteligencia, que definitivamente toma las riendas en una administración que se ha caracterizado por los vaivenes en el manejo de su política exterior.

Pero no fue una gran sorpresa. El cambio se esperaba desde hace meses y los medios estadounidenses han informado ampliamente al respecto (por ejemplo, el New York Times en noviembre pasado: White House Plans Tillerson Ouster From State Dept., to Be Replaced by Pompeo). Era tan seguro, que el debate no era sobre el cambio mismo sino sobre la única incógnita: ¿quién quedaría a cargo de la CIA? Se temía entonces que el elegido fuera el senador Tom Cotton.

En definitiva, al mando de la CIA quedará la hasta ahora vicedirectora Gina Haspel, quien se convertirá así en la primera mujer que dirija esa institución, si el Congreso aprueba su nominación.

Torturadora

Gina Cheri Haspel tiene un problema: su pasado de torturadora. En Europa incluso se solicitó una orden de arresto en su contra, que le impediría viajar a ese continente.

Durante cerca de 30 años en la CIA trabajó encubierta y no hubiera salido del anonimato si no fuera por su nombramiento como subdirectora hace apenas un año, en febrero de 2017. Recién en ese momento fue posible vincularla con hechos en los que solo aparecía involucrada por su cargo o bajo nombres falsos.

El hecho que ahora vuelve para hostigarla tiene relación con Zayn al-Abidin Muhammad Husayn, un ciudadano saudita conocido en el mundo de Al Qaeda como Abú Zubaydah. Fue detenido en marzo de 2002 y comenzó una odisea de más de cuatro años por la red de prisiones secretas de la CIA, en las cuales fue torturado con las distintas modalidades que posee la agencia, lo que incluso provocó que perdiera su ojo izquierdo. Desde septiembre de 2006, permanece detenido en Guantánamo sin sentencia ni esperanza de liberación. Hoy es el Prisionero #10016.

En varios sentidos, su caso es uno de los más emblemáticos de la “Guerra Contra el Terrorismo” que Estados Unidos pelea desde 2001. Su nombre se usó desde el principio en la campaña de propaganda que desató el gobierno de George W. Bush para conseguir mayores poderes y de hecho lanzar esa guerra. Su nombre era conocido para la inteligencia estadounidense porque había sido instructor en un campo de yihadistas en Afganistán, que la CIA vinculó erróneamente a Al Qaeda. Se llegó a decir que era el número 4 de la organización, muy cercano al propio Osama bin Laden y encargado de su contrainteligencia.

Nada de esto resultó ser cierto y ni la tortura aportó pruebas. En 2009, el gobierno estadounidense reconoció ante una corte militar que ni siquiera tenía pruebas de que haya sido miembro de Al Qaeda.

Su relación con la nueva directora nominada de la CIA comenzó poco después de su captura, cuando en 2002 fue transferido a Cat’s Eye (Ojo de Gato), la prisión secreta de la agencia en Tailandia, también conocida como “Sitio de Detención Verde”. Haspel era la “Jefa de Base”.

El activista Maboud Ebrahimzaden yace en el pavimento tras pasar por una simulación de una tortura con agua (waterboarding) fuera del Departamento de Justicia en Washington en 2007

Interrogatorio “Mejorado”

Los primeros interrogatorios de Abu Zubaydah estuvieron a cargo del FBI, que usó los métodos habituales sin obtener nada de la información que debía tener según la CIA. Debido a esto, la agencia decidió hacerse cargo de los interrogatorios y Haspel recibió una autorización de la propia Casa Blanca para aplicar una serie de torturas, conocidas como “técnicas de interrogatorio mejoradas” (las Verschärfte Vernehmung de la Alemania Nazi), entre las cuales destaca el infame waterboarding o ahogamiento controlado para evitar la muerte, pero que incluían también el uso de temperaturas extremas, privación de sueño, abusos físicos y humillación sexual, entre otros excesos.

Todo empezó el 18 de junio de 2002 con su confinamiento solitario por 47 días, una técnica que se sabe tiene efectos sicológicos devastadores.

La responsabilidad de Haspel no se limita a haber sido directora del centro de detención en ese período. Como parte del procedimiento de tortura, solo dos personas hablaban con Abú Zubaydah, los sicólogos John Bruce Jessen y James E. Mitchell –este último escribió un libro con sus experiencias–, que solo respondían ante ella. Los demás, incluyendo el personal médico y los propios interrogadores, solo “observaban”. Hay pruebas de que Haspel asistió al menos a un interrogatorio y presenció los efectos físicos que causaba, como vómitos, desmayos y espasmos.

En el libro de Mitchell incluso se describe cómo se burlaba del prisionero. En una escena lo acusa de fingir que se estaba ahogando: “¡Bien hecho! Me gusta el modo en que lo haces: le agrega realismo. Casi te creo. No pensarías que un hombre adulto haría algo así”.

Un cable de la CIA del 15 de julio (Cuando Zubaydah estaba en aislamiento y casi tres semanas antes de que comenzara la fase principal de torturas) reconoce que “solo la Jefa de Base del Sitio de Detención Verde tendría permitido interrumpir o detener un interrogatorio en proceso, y que la Jefa de Base sería la autoridad que tomaría la decisión final en cuanto a si las técnicas de interrogatorio de la CIA aplicadas a Abú Zubaydah serían discontinuadas” (informe del Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos).

Gina Haspel nunca usó esa atribución y Abú Zubaydah fue ahogado 83 veces, entre otras torturas.

En 2006, el propio George W. Bush defendió los procedimientos, asegurando que habían permitido extraerle tres nombres de peligrosos terroristas. Uno de ellos ya era conocido por otras pistas y los otros dos nombres fueron obtenidos durante los interrogatorios del FBI, no por las torturas de la CIA.

Criminal Buscada

En diciembre de ese mismo año, Cat’s Eye fue cerrado y los detenidos (Zubaydah no era el único sometido a torturas en ese momento y lugar) fueron trasladados a otra prisión secreta, en Polonia. Este paso permitió que, años más tarde, la Corte Europea de Derechos Humanos fallara en su favor como víctima de torturas y obligara al gobierno de Polonia a pagarle 130 mil euros.

La información reunida también permitió que, en junio del año pasado, el Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR) solicitara a la Fiscalía General de Alemania una orden de arresto contra Gina Haspel, por su rol en las torturas sufridas por Zubaydah y otras personas en territorio europeo.

Pero hay más. El siguiente paso en la carrera de Haspel fue asumir como jefa de gabinete de Jose Rodriguez, entonces director del Centro Contra el Terrorismo de la CIA. En sus memorias, él reveló que fue ella quien escribió en 2005 un cable para ordenar la destrucción de todos los videos grabados en Cat’s Eye, incluyendo los que mostraban la aplicación de torturas. Ya en 2002 había iniciado una metódica destrucción de evidencias, según la información a que accedió el Senado de Estados Unidos.

Este hecho ya demuestra su culpabilidad, pues significa que ella tenía plena conciencia de la ilegalidad (¿y de la inmoralidad?) de sus acciones en Tailandia.

Otro dato: desde su puesto, Gina Haspel ordenó que Abú Zubaydah “permanezca en aislamiento e incomunicado por el resto de su vida”. Así trataba de hacer desaparecer la última prueba de sus crímenes. No lo logró del todo, pero es cierto que Abú Zubaydah permanece detenido en el sector de mayor aislamiento de Guantánamo, a pesar de que el gobierno de Estados Unidos ya reconoció que no es culpable de los cargos que le imputaba.

Sin embargo, los tribunales militares no se pronuncian, quizás en cumplimiento de esa orden de quien ahora podría convertirse en Directora de la CIA.