Con el objetivo de vencer a Estado Islámico en Siria e Irak cada vez más cerca, van haciéndose claras las intenciones de los diversos actores en la región, desde los propios sirios, rebeldes y pro-gobierno, hasta kurdos, turcos, iraníes, estadounidenses, rusos y milicianos de diferente origen. Este es el tablero de cara a las partidas finales donde los movimientos pueden tener repercusiones dramáticas.
Este artículo fue publicado originalmente el 8 de junio de 2017 en el blog Gran Tablero.

No se trata de un hecho más de violencia en la guerra de seis años que experimenta el país asiático. De hecho, estamos asistiendo a escaramuzas de lo que bien podría convertirse en la primera guerra directa entre Estados Unidos y Rusia. Ni siquiera en la Guerra Fría estuvo el mundo tan cerca de su final.
El centro de este problema específico es At-Tanf, un pequeño lugar en el desierto sirio al norte de la frontera con Jordania y cuya única importancia es que controla la carretera que lleva hacia Bagdad. Allí fue donde Estados Unidos estableció una base militar, dentro de territorio sirio y sin solicitar ninguna autorización. Junto a tropas británicas, francesas y noruegas, en ese lugar arma y entrena a opositores del gobierno sirio.
Supuestamente, el objetivo es que esos opositores ataquen a los yihadistas del Estado Islámico (EI), que se encuentran mucho más al noreste. Incluso con una interpretación muy libre de las autorizaciones legales que tiene el gobierno estadounidense, solo puede combatir militarmente a EI, que considera grupo terrorista. Nada en su propia legislación o el derecho internacional habilita a Washington para combatir contra las fuerzas leales al gobierno sirio. Por ese motivo, su explicación pública es que combate a EI.
PRIMER ATAQUE
Las fuerzas pro gobierno lanzaron hace menos de un mes una operación para controlar su frontera con Jordania y desde ahí atacar a EI en Deir Ezzor, lo que incluyó un avance hacia At-Tanf. En este movimiento, un convoy fue atacado el 18 de mayo por aviones estadounidenses (algunas fuentes afirman que fueron jordanos, pero se trata de la misma coalición). Hubo seis muertos y algunos vehículos de combate dañados.
En esa oportunidad, los militares estadounidenses informaron que habían atacado a “fuerzas pro-régimen que estaban avanzando muy dentro de una zona de desconflicto al noroeste de At-Tanf… y que representaban una amenaza a Estados Unidos y fuerzas asociadas”. Supuestamente, el ataque se produjo después de reiteradas advertencias e incluso de una intervención de Rusia (el gran aliado del gobierno sirio de Bashar al-Assad) para desalentar el movimiento militar. Siria desmintió que hubiera recibido advertencias y Rusia negó que tratara de impedir el avance de sus aliados.
Además, en la zona del ataque no había una “zona de desconflicto”, que correspondería a sectores sirios donde se implementan ceses al fuego gracias a un acuerdo entre Rusia, Irán y Turquía. Ahora se sabe que Estados Unidos habla de una zona que creó unilateralmente en torno a su base. Ha advertido que atacará a cualquiera que se acerque a menos de 55 kilómetros de ese punto en At-Tanf.
Sin entrar en detalles de lo que es una nueva violación de la legalidad y la soberanía, pues crea una “zona prohibida” para militares sirios en territorio sirio, se da el curioso caso de que el “desconflicto” es para un solo lado. Es decir, los sirios y sus aliados no se pueden acercar a At-Tanf, pero los opositores refugiados allí con sus aliados occidentales sí pueden disparar contra los que están fuera… y lo han estado haciendo. Al menos hasta que la aviación siria (o tal vez la rusa) silenció sus lanzadores de cohetes de largo alcance disparándoles desde fuera del límite.
Se puede interpretar este choque como un intento de los opositores por atraer a las fuerzas prosirias a la “zona prohibida”, donde serían destruidas por la aviación estadounidense, que así lo ha prometido. Hasta el momento, no han caído en la trampa. Pese a toda la retórica en el sentido de que no se dejarían amedrentar en su propio territorio, los oficialistas se han mantenido fuera de la zona que reclama Estados Unidos.
SEGUNDO ATAQUE
Eso sí, los gobiernistas han seguido agrupando tropas y equipos a los 55 kilómetros estipulados unilateralmente por Washington (Zaza y Shahmeh en el mapa).No se trata solamente de tropas regulares sirias. Hay milicias de la misma nacionalidad, de Irán, de Irak y de Líbano (Hezbolá, que podríamos llamar el ejército chiita de Líbano), además seguramente de tropas especiales rusas…
Desde su posición, podrían lanzar un ataque en cualquier momento, lo que escalaría rápidamente a un enfrentamiento aéreo entre rusos y estadounidenses. Y aunque no participaran aeronaves rusas, ¿qué pasaría si muere uno de los “asesores” rusos?
No cuesta nada imaginar el peor de los escenarios, que incluso puede desatarse por un error mínimo.
Y eso sin considerar las provocaciones. Además de los bombardeos que lanzaron los opositores, Estados Unidos ya escaló el conflicto en la zona al agregar unilateralmente otra condición. El miércoles 7 lanzó un nuevo ataque sobre las fuerzas agrupadas fuera de la zona que impuso sin consultas. Es decir, ya no basta con que se mantengan a la distancia impuesta arbitrariamente sino que además deben ser grupos reducidos.
Una vez más, Estados Unidos justificó el ataque con un argumento defensivo: la cantidad de tropas hizo temer por la seguridad de sus fuerzas y de sus aliados, así que decidió “dar una señal”, matando a tres combatientes y destruyendo otros cuantos vehículos. Aunque no sea correcto, cabe decir que “afortunadamente” los muertos fueron sirios, porque si las víctimas fueran iraníes o rusas (incluso iraquíes) las consecuencias podrían ser muy serias.
TERCER ATAQUE
Pese a la tensión creada, este jueves Estados Unidos destruyó un dron volando en la misma zona. El dron era iraní, por lo que es difícil saber cuál de las partes combatientes del lado sirio lo estaba utilizando. Sin embargo, un día antes Irán había revelado imágenes de uno de sus drones siguiendo a otro estadounidense en la misma área..
En resumen, tenemos a “rebeldes” que se han hecho fuertes en una zona estratégica para Siria, dentro de Siria, con el apoyo y la cobertura aérea de Estados Unidos. Pese a la ilegalidad y arbitrariedad de esta situación, las fuerzas prosirias se han mantenido fuera de la zona, lo que no ha impedido que igual fueran atacadas. Ningún ataque ha salido de la “zona prohibida” contra las fuerzas de Estado Islámico, solo contra los partidarios del gobierno sirio.

Para decirlo claramente: Estados Unidos y sus socios del llamado Ejército Sirio Libre intentan crear un territorio vedado a los sirios, lo que curiosamente les impide atacar a los supuestos terroristas que ambas partes dicen combatir, a la vez que asegurar el cruce de Siria hacia Irak. No hay que equivocarse: al otro lado de la frontera esperan fuerzas iraquíes, dispuestas a unirse a los sirios en su avance contra Estado Islámico. Estados Unidos lo impide.
Hasta ahora, Rusia se mantiene alejada de este punto de conflicto, pero ha expresado públicamente su apoyo a los aliados sirios y el rechazo a la acción arbitraria de Estados Unidos y sus asociados.
En tanto, en el norte del país, la aviación siria lanzó este jueves ataques contra fuerzas kurdas también apoyadas por Estados Unidos. El imprevisto ataque es señalado como una represalia por lo ocurrido en el sur, pues allí sí hay cobertura aérea rusa y son los kurdos los que quedarían entre dos fuegos. Turquía y sus propios aliados del Ejército Sirio Libre también lanzaron ataques contra los kurdos.
Cuando el final de Estado Islámico en Siria parece previsible, estos nuevos hechos vienen a calmar el optimismo. La paz no parece cercana sino todo lo contrario: la catástrofe es inminente.